Para conmemorar el Día Mundial de la Salud, nos enorgullece destacar varias iniciativas de City of Hope que exploran cómo el mundo que nos rodea afecta nuestro bienestar
“La pobreza es un carcinógeno”
“La exposición a una amplia variedad de sustancias naturales y artificiales en el medio ambiente es responsable de al menos dos tercios de todos los casos de cáncer en los Estados Unidos”.
Ya sea el asbesto en los materiales de construcción, la contaminación del agua y del aire o incluso la presencia de basura tóxica en un patio de recreo de un barrio en ruinas (como se muestra en una fotografía de un estudiante de un estudio dirigido por City of Hope llamado Photovoice), lo que respiramos, comemos, bebemos o recorremos a pie durante nuestras actividades cotidianas puede perjudicarnos.
Pero se trata de algo más que la presencia de sustancias peligrosas. También se trata de la falta de opciones saludables. Y, según los expertos, las comunidades desfavorecidas corren un mayor riesgo.
“La pobreza es un carcinógeno”, dijo Samuel Broder, exdirector del Instituto Nacional del Cáncer (NCI por sus siglas en inglés).
Los barrios pobres suelen carecer de opciones alimentarias saludables. “Una de las claves para mejorar la salud es comer más frutas y verduras”, afirmó la doctora Kimlin Tam Ashing, profesora y directora del Centro de Alianza Comunitaria para la Investigación y la Educación (CCARE) de City of Hope. “Pero ¿cómo se logra hacer eso en un desierto alimentario? ¿Qué alternativa se tiene cuando tu principal fuente de alimentos es una licorería”?
CCARE se creó para mejorar el acceso a la atención médica, el diagnóstico de la enfermedad y los resultados del tratamiento para las minorías étnicas y otras personas que viven en comunidades de bajo nivel socioeconómico.
“Entendemos que hay asociaciones entre el entorno y el cáncer”, dijo Ashing. “Por ejemplo, podemos ver claramente la relación entre la pobreza y los malos resultados de salud. Y aunque no siempre entendemos el mecanismo exacto de esa relación, no significa que no podamos actuar al respecto”.
Para crear una comunidad más saludable, hay que mejorar lo que se llama “entorno construido”, desde la mejora de la educación hasta las viviendas asequibles, el acceso a alimentos de bajo costo y alto valor nutritivo y los lugares seguros para realizar actividades físicas y juegos. CCARE desempeña la función de recurso comunitario, y recomienda a los negocios minoristas de alimentos saludables que acepten las tarjetas EBT (la versión californiana de los cupones de alimentos) y que coloquen los alimentos saludables en zonas más visibles de la tienda. Cuando es necesario un cambio a gran escala, el equipo enseña a los miembros de la comunidad a ejercer presión por su cuenta.
El TRACER rastrea el cáncer de pulmón entre las personas afroestadounidenses
Es una curiosa paradoja.
Aunque la brecha racial en los casos de cáncer de pulmón parece estar cerrándose, probablemente debido al éxito de las campañas antitabaco, los hombres negros siguen teniendo un mayor riesgo de contraer cáncer de pulmón en comparación con los hombres blancos, a pesar de que tienden a fumar menos. Además, los pacientes negros tienen más probabilidades que los blancos de ser diagnosticados en estadios avanzados y de no recibir ningún tratamiento para el cáncer.
City of Hope es una de las tres instituciones que comparten una subvención de 3 millones de dólares del Instituto Nacional del Cáncer para establecer el Centro de Investigación Traslacional en Disparidades del Cáncer de Pulmón, o TRACER (por sus siglas en inglés). En colaboración con grupos comunitarios, departamentos de salud y otras partes interesadas de California, Virginia y Carolina del Sur, TRACER pretende identificar los riesgos de cáncer específicos de las comunidades negras.
Un objetivo potencial es la contaminación.
“Tenemos que entender mejor cómo las disparidades en la exposición a la contaminación atmosférica contribuyen al cáncer de pulmón en la población negra”, dijo la doctora Victoria Seewaldt, titular de la cátedra Ruth Ziegler de Ciencias de la Población en City of Hope y líder del Programa de Investigación del Desarrollo de TRACER. “Ahora es el momento de cambiar. Nuestro objetivo es generar los datos necesarios para impulsar la mejora de la calidad del aire, en particular para las personas que viven cerca de las autopistas y las fábricas”.
“Tenemos que entender mejor cómo las disparidades en la exposición a la contaminación atmosférica contribuyen al cáncer de pulmón en la población negra”, dijo la doctora Victoria Seewaldt, titular de la cátedra Ruth Ziegler de Ciencias de la Población en City of Hope y líder del Programa de Investigación del Desarrollo de TRACER. “Ahora es el momento de cambiar. Nuestro objetivo es generar los datos necesarios para impulsar la mejora de la calidad del aire, en particular para las personas que viven cerca de las autopistas y las fábricas”.
El estrés también puede influir.
TRACER investigará cómo el estrés y el tabaquismo interactúan con la expresión genética para aumentar el riesgo de cáncer de pulmón en los hombres negros. Los datos preliminares muestran que los hombres negros tienden a expresar el gen PRMT6 (que impulsa el desarrollo de tumores de pulmón) en niveles más altos que los hombres blancos, y el tabaquismo estimula aún más la expresión de este gen. Este proyecto estudiará el papel que desempeña el estrés en la aparición del cáncer de pulmón y también creará herramientas de detección temprana adecuadas para su uso en la población negra.
El estudio, de tres años de duración, es un primer paso hacia el establecimiento de un programa de investigación más permanente dedicado a acabar con las desigualdades raciales en el cáncer de pulmón.
Productos químicos y cáncer
Gran parte de nuestra vida moderna sería imposible sin las sustancias químicas industriales que se utilizan en muchos de los productos de los que dependemos y que damos por sentado. Pero estas comodidades tienen un precio: pueden aumentar nuestro riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer.
El doctor Shiuan Chen, profesor y director del Departamento de Biología del Cáncer de City of Hope, está investigando dos áreas en particular: El BPA y los PBDE.
El BPA (bisfenol A) está en todos lados. Se utiliza en los plásticos de policarbonato, las resinas epoxi, los selladores dentales y el papel térmico utilizado en los recibos. El BPA es una de las sustancias químicas de mayor volumen producidas en todo el mundo y se encuentra de forma generalizada en el medio ambiente en todo el mundo. Muchas personas, especialmente las de comunidades de bajos ingresos, entran en contacto con el BPA al manipular envases de alimentos de bajo costo.
Los PBDE (éteres difenílicos polibromados) se cuentan por cientos. Se utilizan principalmente como retardantes de llama en espumas, textiles, plásticos, dispositivos electrónicos, materiales de construcción, mobiliario, aviones, vehículos de motor y otros.
Hace tiempo que sabemos que el BPA y los PBDE afectan a nuestro sistema endocrino, y actúan como las hormonas femeninas estrógeno y progesterona en el organismo. La investigación del Dr. Chen pretende averiguar si estas sustancias químicas aumentan el riesgo de cáncer de seno (en inglés) y, en caso afirmativo, influir en las políticas públicas.
“Queremos producir pruebas científicas sólidas para convencer a los organismos reguladores gubernamentales de que detengan el uso de esas sustancias químicas ambientales”, dijo. “Queremos aumentar la concientización de la población en general y animarla a que exprese sus preocupaciones al gobierno”.
Diabetes: la obesidad y la epigenética
La diabetes no siempre es de nacimiento. A veces se adquiere. Especialmente en el caso de la diabetes de tipo 2, los factores externos, como una dieta inadecuada que lleve a la obesidad, pueden desencadenar la enfermedad tanto como el perfil de ADN de cada uno, si no más.
“Ahora no se trata solo de la genética, sino también de la epigenética”, afirma la doctora Rama Natarajan, profesora de la Industria Nacional de Productos Empresariales en la Investigación de la Diabetes. La epigenética se refiere a los cambios en los genes causados por factores externos, como los nutrientes, que no cambian la secuencia del ADN. Estos cambios pueden persistir incluso después de que el paciente cambie a una dieta más sana y pierda peso: también pueden transmitirse a la siguiente generación.
La Dra. Natarajan lleva décadas investigando la diabetes y sus complicaciones. Su laboratorio ha descubierto que el tipo de inflamación sistémica de bajo grado que suele producirse en el organismo de las personas obesas es un fuerte factor de riesgo de la diabetes y las complicaciones cardiovasculares relacionadas. Esta inflamación puede producirse porque un ARN no codificante protector de cadena larga, hasta ahora desconocido, denominado transcripción supresora de la inflamación de los macrófagos (MIST por sus siglas en inglés), disminuye durante la obesidad en ratones y humanos, lo que puede contribuir a la disfunción metabólica.
“Nuestro objetivo es poder facilitar intervenciones tempranas que eviten la progresión a complicaciones graves”, dijo Natarajan.