A photo of a fountain in front of the City of Hope building.

De la desesperación a la esperanza: la historia de una sobreviviente de cáncer de mama

Fue un esfuerzo comunitario,  tanto en casa como en City of Hope, para ayudar a Sonia Bautista a procesar su diagnóstico y tratamiento

“Hay algo malo con su pecho,” le dijo un técnico a Sonia Bautista luego de una mamografía y una ecografía. “Necesita una biopsia.”  

“Sentí que me caía a un agujero, un agujero negro y profundo,” recordó Bautista.

Era el verano de 2019. Dos semanas más tarde, el médico de atención primaria de Bautista le dijo que tenía cáncer de mama y la envió a City of Hope por un diagnóstico más detallado y un plan de tratamiento.

“En ese momento, me sentí realmente desesperada porque no sabía cuán agresivo era,” dijo. “Nadie en mi familia había tenido cáncer. Me pregunté, ¿por qué yo? ¿Por qué justo ahora?”

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Sonia and Miguel Bautista

Su vida era plena. Bautista y su esposo Miguel, dueño de un centro de reciclado de productos electrónicos, viven en Corona, California, llevan 24 años de casados y tienen tres hijos, todos viviendo en casa. Sus vidas giran en torno a la familia, su iglesia y su grupo de asesoramiento matrimonial en base a la fe que salvó su relación luego de una separación hace aproximadamente 20 años.

Una pista para su amor duradero es el corazón que enlaza sus nombres en su dirección compartida de correo electrónico, una conexión que pudo sentirse cuando Miguel describió su primera visita a City of Hope en Corona.

“El primer día que nos encaminamos hacia City of Hope, éramos como dos cachorritos asustados,” recordó él. “Cuando vimos al Dr. Karimi, él estaba realmente preparado, y clarificó muchas dudas y temores que teníamos.”

Un plan de tratamiento

Se enteraron de que el cáncer de Bautista estaba en el estadio 3, y que era positivo para el receptor de estrógeno (ER), positivo para el receptor de progesterona (PR) y tenía un factor de crecimiento negativo (HER2). Como resultado, su plan de tratamiento incluía quimioterapia, seguida de cirugía y radiación.

“Me sentí muy aliviada cuando supe cuál era mi estadio del cáncer y cuál sería mi tratamiento,” dijo ella. “Pensé como, OK, hagámoslo.”

Hubo algo más que Bautista y su esposo realmente apreciaron en torno a toda su experiencia en City of Hope: una calidad de atención personalizada, empezando por la recepcionista que les recibió, su primer médico y su actual oncólogo Mohammadbagher Ziari, M.D., profesor clínico asistente en el Departamento de Oncología Médica e Investigación Terapéutica en City of Hope | Corona.

“En City of Hope uno no es simplemente un número. Siempre hay un toque humano, tanto con el paciente como con su compañero,” dijo Miguel. “Siempre es como estar con la familia cuando vamos allí.”

La quimioterapia fue difícil para Bautista. Sufrió fatiga, dolor en los huesos, náuseas y pérdida del apetito.

Tampoco fue fácil para su familia. Miguel se quebró cuando recordó cómo había sido para él y sus hijos.

“Sonia fue quien sufrió todo el dolor y el sufrimiento, pero nuestros hijos y yo pasamos por muchos altibajos, una gran montaña rusa de emociones,” recordó.

Fue la enfermera profesional Stephanie Hernández quien les ayudó a atravesar eso.

“Una de las primeras cosas que la enfermera Hernández me dijo fue ‘Siempre traiga un segundo par de oídos,’ y eso fue clave,” dijo Miguel. “Algunas veces por la forma como se sentía Sonia, ella no siempre entendía todo. Y como yo estaba allí, se lo podía recordar.”

Ayuda para los niños

Hernández también fue una gran ayuda para sus hijos.

“Ella les habló a nuestros hijos en términos que ellos entendieron y les aseguró que, si bien su mamá estaba muy enferma, el tratamiento ayudaría y ella no se iba a morir. Luego de eso, fueron niños nuevamente.”

Una vez que sus hijos se sintieron con confianza, fueron de gran ayuda para su mami.

“Su trabajo era hacerla sonreír todos los días, hacerla reír, ayudarla a caminar cuando sus articulaciones dolían y alimentarla tanto como podían,” dijo Miguel.

El personal de las infusiones de Bautista también tuvo un papel importante para ayudarle a atravesar este momento tremendamente difícil.

“Cuando iba para la quimio, había tres enfermeras allí. Me trataban como si fuéramos hermanas. Las amo mucho,” dijo Bautista. 

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Sonia Bautista

Una vez que terminó la quimioterapia, Bautista tuvo que tomar una gran decisión. La oncóloga cirujana Jamie Rand, M.D., profesora asistente en la División de cirugía mamaria de City of Hope en Duarte, explicó en detalle las opciones de Bautista: se le podía hacer una mastectomía para quitar todo el pecho o una lumpectomía para quitar solamente el cáncer.

Bautista eligió la lumpectomía, a la que siguió radiación complementaria.

Hoy, ella ha estado en remisión por más de un año, y para ayudarla a continuar de esa manera, Bautista sigue tomando fármacos bloqueadores de estrógeno: tamoxifeno y Zoladex.

Debido a que el origen de su cáncer no era genético, Bautista cree que la causa podría estar ligada a su estilo de vida. Ella tenía sobrepeso, y su dieta incluía mucha azúcar y alimentos con agregados químicos.

“Después de mi diagnóstico, cambiamos nuestra forma de vida,” dijo Bautista. “Toda la familia comenzó a comer alimentos orgánicos, mucha más cantidad de vegetales sin conservantes, y nada de azúcar.”

“Sí,” bromeó Miguel, “abandonamos muchas de las cosas buenas.”
Su experiencia con el cáncer también dio a Bautista una nueva perspectiva de la vida.

“Un día, estás bien, y al siguiente, tienes cáncer. Nunca sabes qué va a suceder mañana, así que tengo que vivir mi vida a pleno.” Luego se rio y dijo, “Ahora sonrío todo el tiempo.”